jueves, 26 de octubre de 2017

No le robé el hijo a nadie

Que quede claro que yo nunca me robe el hijo de nadie y no lo haría.
Puede que tu retoño no sea el mejor, es posible que sea el más tonto y atolondrado, ridículo y desubicado. O por lo contrario, quizás se manifieste perfecto y despampanante, predilecto y exuberante.
Puede ser tierno y sumiso, sencillo y desprolijo. Puede que sea todo lo que siempre quisiste y que te diga todo lo que anhelaste escuchar, que te entienda o te destruya con amabilidad. Podrá ser todo o nada, pero es tuyo y nació de ti.
Un hijo es el depósito sin fondo de todas tus manifestaciones, tu amor, tu dolor y tu desesperación. Cuando es lanzado al mundo muestra algo o todo lo que eres.
Por eso, que quede claro que yo nunca le robé el hijo a alguien, nunca le arrancaría el alma sabiendo que no nació de mí. Por eso soy enemiga del plagio y como tal, respeto y pido que respeten mis escritos.
Son mis hijos, para bien o para mal, son míos.