martes, 14 de noviembre de 2017
Gracias
La vida es un suspiro profundo enredado en miedos, deseos y frustraciones; yo aprendí a vivir con espinas enlazadas, las que no siempre son malas, pues te dan el aviso de cuánto podría dolerte eso que crees que haces bien o que pareces disfrutar.
Las gracias también a mi propio pasado y mi presente, a quienes me amaron y a los ingratos con mi amor (amigos, parejas y familiares). Gracias por darme luces y por lastimarme, he aprendido qué hacer y qué decir, qué esconder y qué callar. He aprendido a protegerme y a amar más la vida y el fabuloso mundo que ansío abrazar desde todos los rincones.
Quedan clausurados los ciclos abiertos desde hace mucho tiempo y los que pensé que podrían resultar hasta hace poco. No hay más nada, queda sanarse y renovarse desde el alma.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)