miércoles, 9 de mayo de 2018

TREMENDO DISPARO QUE SALIÓ DEL PARO


¡Vamos, vamos! A vender todo lo que se pueda. Las tucumanas, gelatina, galletas, refresco, frutas... entre más, mejor. 

Hoy doblaremos el número del vueltas en la ruta, por favor no tardes, trata de llenar absolutamente cada rincón de tu microbús y aumenta la velocidad; el tiempo es oro. Si eres taxista lo mismo, no hay exclusividad, hoy los taxis improvisan rutas. Si eres pasajero, te aguantas porque la cosa está jodida. 

Acelera tus pasos, no pierdas el ritmo, debes ir al mercado, hay que comprar lo que haya y al precio que se ofrece, ni modo, tampoco te puedes quedar sin nada.


Saca tu auto, condúcelo, he visto que te picaban las manos y tu impotencia al verte caminar tanto; lo sé, no estás acostumbrado.

Sí no vives en Sucre, lamento que tu ilusión de pasar días tranquilos se haya ido a la basura, por lo menos hay linda arquitectura en el centro de la ciudad, así que conformate. No exijas Parque Cretácico o La Glorieta. Olvídalo. 

Por favor, no seas imprudente, no te enfermes ni te mueras estos días, date cuenta que tanto un funeral como una ambulacia pasan desapercibidos. Ambulancia? Dolor? Luto? Qué es eso? Ah, sí... pero hay que seguir con el paro cívico. 

Y lo más importante, deja tu basura en la calle, así atraerás a roedores y enfermedades. Apurate porque ¡sólo tenemos 24 horas! Bueno, ahora a lo mucho cinco más. Mañana, Sucre estará igual o peor. 


martes, 14 de noviembre de 2017

Gracias

He abierto un nuevo ciclo en mi vida, ese que no quería aceptar, y que, a pesar de todo, es la mejor opción para estar bien, sólo quiero estar bien.


Este año significa para mí muchas cosas y nada a la vez. Pinto un horizonte sin color para que se aclare con mis días felices y, si corresponde, se profundice en los grises porque los frutos dulces no siempre están sembrados en tu camino ni hay un sol permanente en tu destino.


Gracias a Dios por la vida y por todo lo que me regala, pero más le agradezco por mi familia. Gracias a mis antepasados, mis tátara tatarabuelos y a todos los que no conocí, por seguir la cadena del amor, de la felicidad, del dolor y hasta, quien sabe, de la obligación, entre muchas cosas que cada quien se llevó con la muerte. Gracias a ellos porque no habrían nacido mis bisabuelos, abuelos ni mis padres; sin ellos yo no estaría aquí, eso es claro.


La vida es un suspiro profundo enredado en miedos, deseos y frustraciones; yo aprendí a vivir con espinas enlazadas, las que no siempre son malas, pues te dan el aviso de cuánto podría dolerte eso que crees que haces bien o que pareces disfrutar.


Las gracias también a mi propio pasado y mi presente, a quienes me amaron y a los ingratos con mi amor (amigos, parejas y familiares). Gracias por darme luces y por lastimarme, he aprendido qué hacer y qué decir, qué esconder y qué callar. He aprendido a protegerme y a amar más la vida y el fabuloso mundo que ansío abrazar desde todos los rincones.  


Quedan clausurados los ciclos abiertos desde hace mucho tiempo y los que pensé que podrían resultar hasta hace poco. No hay más nada, queda sanarse y renovarse desde el alma.



Gracias vida, te lo debo todo a ti. 


jueves, 26 de octubre de 2017

No le robé el hijo a nadie

Que quede claro que yo nunca me robe el hijo de nadie y no lo haría.
Puede que tu retoño no sea el mejor, es posible que sea el más tonto y atolondrado, ridículo y desubicado. O por lo contrario, quizás se manifieste perfecto y despampanante, predilecto y exuberante.
Puede ser tierno y sumiso, sencillo y desprolijo. Puede que sea todo lo que siempre quisiste y que te diga todo lo que anhelaste escuchar, que te entienda o te destruya con amabilidad. Podrá ser todo o nada, pero es tuyo y nació de ti.
Un hijo es el depósito sin fondo de todas tus manifestaciones, tu amor, tu dolor y tu desesperación. Cuando es lanzado al mundo muestra algo o todo lo que eres.
Por eso, que quede claro que yo nunca le robé el hijo a alguien, nunca le arrancaría el alma sabiendo que no nació de mí. Por eso soy enemiga del plagio y como tal, respeto y pido que respeten mis escritos.
Son mis hijos, para bien o para mal, son míos.
 


miércoles, 9 de noviembre de 2016

FUL PELEAS, FUL TODO, MENOS ELECCIONES y NINGÚN SANTO

Como comúnmente se dice: “Ful joda”, fue lo que se vivió la semana pasada cuando varios universitarios ‘adinosauriados’ se peleaban por el trono mayor de los estudiantes de San Francisco Xavier. Y bueno, regularmente cuando se aspira al poder, con todas las fuerzas de la ambición, puedes matar por conseguirlo, tal y como se vivió el viernes pasado, en la segunda vuelta de las elecciones a la Federación Universitaria Local (FUL); una noche de terror retrasada y muy real.


Desde el principio, todo apuntaba a la temporada de muertos, almas y demás. ¿14 postulantes acaso no eran demasiados?. Pues claro que sí. Mitad eran fantasmas y mitad dieron la cara en el foro debate, tan amigos y rivales a la vez. Por ahí se escondían historias de amor, como los “amores prohibidos” de Selena, mientras fingían ser enemigos. Otros enviaban sus propuestas desde el más allá y el más acá, con la platita que caía del cielo porque nadie tenía padrino que los ampare, mendigando como almas en pena para poder conseguir alguito que permitiera presentar bandas de música, petardos y demás; por lo menos esito, que cumpliera las reglas de una campaña decente, más las propuestitas impresas para usarlas de alfombra en los pasillos de las facultades.          


Después de que más de la mitad de la comunidad universitaria se decidiera por las t’antawawitas y el mondonguito y demás costumbres de Todos Santos, mandando al diablo tanta propaganda que escucharon hasta cansarse; a puro capricho de los que exigían votar, se dispusieron las urnas y papeletas, siendo finalmente, dos los rivales habilitados a la segunda vuelta gracias un mínimo número de votantes. Entonces, se empezaron a escuchar los tres Padrenuestro, tres Ave María, tres Gloria y golpecitos en el pecho, con pecado concebido, incluso sin cerciorarse si se había recibido o no la oración, para ganar en la segundita.  


Entre “ful peleas”,” ful todo”, menos elecciones, Creo firmemente que las ganas de trabajar por la Universidad y priorizar a los estudiantes, están muy lejos de la conciencia y Honestidad que se requiere para ser un líder, puesto que no sirvió de mucho Luchar en las campañas electorales, al fin y al cabo se perdió la Dignidad, mucha o poca que quedaba,  porque la cosa era lograr la “FUL a la Fuerza”, tal y como lo decían seguros y con la frente en alto. Y como malos perdedores No aceptaron la derrota que con la Furia bien puesta empezaron a quemar las ánforas como hombres primitivos. ¿Cuál era el Reto? ¿Crecer en votos o demostrar el verdadero vandalismo que vive en ellos?, mientras tanto Urus ya había perdido todas las esperanzas de levantar el puño y los demás como buenos fantasmas, brillaron por su ausencia.  


Aunque algunos 
sin querer queriendo se patearon haciendo propaganda para el opositor, otros sacaron a relucir sus relaciones más íntimas y el verdadero compañerismo en las conveniencias, aunque no es novedad, pero rezaremos no más los tres Padrenuestro, tres Ave María, tres Gloria y que los que votaron por los cretácicos de la ‘U’, se den los golpecitos en el pecho.   


jueves, 22 de septiembre de 2016

Crónica de una universitaria al borde de la locura



Desde muy temprano, me escucho a mí misma suplicar que el tiempo no avance para no tener que levantarme de la cama e ir a la Universidad.

Más o menos a las 06:00 a.m., los primeros rayos de sol me abrazan para que la cama me expulse con un golpe de calor. 

Voy al baño y veo mi rostro aún temeroso por las pesadillas durante la noche. Posteriormente, mojo mis cabellos desde la raíz asegurándome que ninguno de ellos se muestre molesto y  nos evitamos algún conflicto con el viento que con torpeza corre por las calles.

Y es cuando empieza a sonar mi melodía… me lavo los dientes al ritmo de un buen rock y los enjuago con un electro house.

Siempre digo que el demostrarse cariño a sí mismo, empieza desde la delicada forma en la que pasan las manos por tu rostro, cuando el agua te acaricia como una bachata. Luego corro a mi habitación y elijo prendas de vestir como si estuviera en una maratón de mambo.  Me visto y me doy cuenta que los zapatos hicieron su juerga porque no hay ninguno que esté con su pareja. 

Después de conciliar a los que encuentre,  respiro y convoco a Chopin para que guie mis manos cuando use el delineador en los ojos, con calma y precisión, aunque admito que a veces estas manos, se desconcentran y prefieren un reggaetón.

Minutos después, escucho cantar a la señora caldera con esa voz tan estridente, pero gracias a ella puedo disfrutar de un delicioso desayuno a temperatura perfecta… siempre y cuando no se me haga tarde otra vez.
Van como veinte minutos para la hora de llegada y el micro que añoro me tiene en la esquina como una novia desesperada con la marcha nupcial distorsionada.

Miro mi reloj, me hablan los minutos efímeros del tiempo y siento que quiero convertirme en Gloria Trevi. 
Al fin llega, el que no espero y el que espero pasa por mi lado como un muchacho grosero que no responde al saludo.

Faltan cinco minutos para evitar que la puerta del aula golpee mi cara y no me queda más que intentar tomar un taxi al otro lado de la calle, con el temor de encontrarme con algún  conductor daltónico y sea atropellada al compás del heavy metal que interpreta mi corazón. 

Después  de muchos intentos, alguien se apiada y poco a poco retomo el control de mi misma, en el vehículo que tiene el principio de “lentos pero seguros”  hasta el extremo de sentirme como Heidi saltando en la pradera, gracias a los resortes del extraño asiento. Al menos hoy no me tocó vivir un capítulo del conductor “rápido y furioso”, pero esta vez,  la rápida debía ser yo, para llegar al último piso de la torre más alta.

Y así, habiendo llegado a la meta, me doy cuenta que la puerta del aula les decía “no” a mis compañeros… y  el tiempo de ser furiosa había llegado, no conmigo, sino con el Lic. porque se dice entre pasillos que llamó 5 minutos antes de la hora establecida y dijo que no llegaría.

¡Bravo! ¡bravo! …todo este tiempo me hubiera dedicado a escribir una canción de amor y no una extraña fusión de compases.

jueves, 30 de junio de 2016

MENTIRITAS BOLIVIANAS, JUSTO A TIEMPO



Bolivia, es uno de los países más relajados que existen, por lo menos en esta parte del planeta, por el ritmo de las actividades que se realizan, los horarios, etc., o al menos eso creo, no sé tú, pero me pongo a pensar en las grandes urbes europeas que no tienen tiempo ni para dar un suspiro y… qué feo ¿cierto?

Bien ¿a dónde voy con esto? pues directo a la palabra impuntualidad; el tronco torcido que pocos podemos enderezar y el pan del día que todos comemos con mantequilla, con dulce o con quesito. Es más, algunos se echan un bufete de lo mismo todos los días; supongo que les sabe bien ‘deliocioso’.  

Tenemos tremendo problema con llegar a tiempo a todos lados… de ahí las muchas frases de los creadores de: “ya estoy llegando”, “estoy a una cuadrita”, “estoy en el micro”, “no me llegó el mensaje”, “me desmayé en el camino”, “mi mamá no me dio permiso” (a los 30 años); “se arruinó mi ducha” (y se ponen en modo electricista), “es que, el tráfico…”, “me entretuve tomando fotos a un OVNI” (objeto volador no identificado), entre otras miles, que son todo un éxito en nuestro medio. ¡Ah! y la que más amo: “¡Me había dormido, a ver!”; si pues, qué macana ¿no?

Buenas excusas ¡bravo! ¡guaaoo! todas ellas forman una bella poesía de mentiras. Al principio me las tragaba todas, incluyendo la de los ovnis, porque los he visto miles de veces (¡aunque usted no lo crea!). Cuando eres el puntual del grupo y te juntas con personas que sobrepasan los estándares de impuntualidad… ¡rayos! con el tiempo se te pega; qué tristeza. Digamos que por eso me sé todos esos cuentos, porque de mi abuela, no son.

Esas frases tienen un significado real y tangible, y dentro del significado existe un subnivel oculto, oscuro de la malicia humana, mentiras en forma de cadena, desde el “ya estoy llegando”, hasta el “acabo de abrir un ojo”, que en serio, en serio significa: “no me da la gana de levantarme de la cama” y que los demás, pobres seres, esperen tu llegada como si fueses el espíritu santo. 

O cuando le dices a tu novio que ya te subiste al micro y según tú, te estas maquillando (o sea sufriendo con el delineador líquido) ¡pero no! en realidad estás en el proceso de refregado de lagañas como “Pin pon”, el muñeco guapo y de cartón, que se lava la carita ¡con agua y con jabón! Date cuenta querida, estas mil horas tarde a la cita, otra vez… 

He ahí apenas unos cuantos azares de la vida, pero todos ellos pueden abrir las puertas de Hollywood, para presentar a la famosa… (redoble de tambores): ¡’Hora boliviana’! ¿qué tal? ¡esto merece un ‘like’!. Porque llegamos tan contentos y ‘relax’, con poco o nada de sangre en la cara; sonrientes y orgullosos de llegar media hora después de la acordada, donde los puntuales nos esperan con tanta paciencia, porque tenemos todo el tiempo del mundo para perderlo y que los demás lo pierdan, capaces de llegar con petardos, cotillón y fuegos artificiales.

La puntualidad es un hábito que se puede formar en cualquier momento de la vida y a medida que pasan los años suele costar aún más -me incluyo-. Pero… ¿acaso somos ingleses para llegar puntuales a todo lado? somos bolivianos y nos da la boliviana gana de llegar a la hora que se nos pegue la regalada gana ¿nove?




jueves, 16 de junio de 2016

EL TERRORÍFICO LUGAR QUE TODOS NECESITAMOS


Una de las cosas que no nos gusta compartir es el baño. Es más, si en tu casa tuvieras la oportunidad de ponerle candado a la puerta del único que comparten la docena de miembros de tu familia, lo harías. Pero no, supongo que hacerlo te causaría muchos problemas. Seguro se podrían incluir muchos inodoros, en distintos ambientes, claro; (imagínense reunirnos todos como en un sauna, con distinto vapor). Pero eso significaría más uso de agua, implementación de material para construirlo, nuevos espacios, cañerías, una buena cloaca, y todo lo que los expertos en el tema dirán.  


Pero bueno, cuando sales de casa, cualquier baño que encuentres, siempre es compartido, por eso es mejor ‘hacer pipí y popó’ antes de salir, y recuerda que: siempre, siempre, los espacios públicos son sinónimo de baños; en cuanto a la infraestructura misma y cuando dices: “necesito un baño”. 


Si asistes al concierto de fulanito del tal, debe haber baños. Si sales a pasear por el parque, baños. Si tienes una cita con el amor de tu vida el domingo, desde que sale el sol, baños. La reunión de amigas, baños. Reunión con los ‘cuates’, baños. En el trabajo, baños. En el colegio, baños. Comedores, baños. En la Facultad, baños. En la terminal de buses, baños… Baños, baños, baños, y más baños; ¿te das cuenta?, excepto en las iglesias, independientemente de la religión que profeses; creo que es el único lugar donde no los pude encontrar. A poco nunca te has aguantado algún domingo, orando a Dios que tus colectas al menos se usen para construir uno. Y si alguna de las religiones se acordó de esa parte del ser humano, bendita sea.


Ahora, vamos más allá. No soy amante de las películas de terror, pero me siento protagonista casi siempre que hago uso de baños públicos, de esos que tienen aspecto comunitario, donde hay que compartir absolutamente TODO, porque además ‘la entrada’ es Bs. 1, con puertas que te permiten observar las pantorrillas, la posición en la que estas sentado; y si tú lo permites, enterarnos del color de tu ropa interior.


Ilustración: Adriana Brozovic.
En aquellos lugares, buscar un inodoro limpio es como ir en busca del tesoro, guiado por el olfato. Dora la exploradora no te prestaría su mapa, ni queriendo; por razones obvias. Encontrarte con un baño extremadamente sucio, es la parte terrorífica. Por eso abres con cuidado las puertas para no darte con el susto o la mala impresión. Si tuviste la mala suerte de toparte con alguno en ese estado, tomas precauciones para no volver a caer en la trampa del ‘asquito’; con sumo cuidado pasas al siguiente, asomas la cabeza poco a poco y así… hasta encontrar el inodoro más cristiano posible, en donde puedas… ya sabes.  


En casos extremos, he visto a mujeres patear las puertas al estilo Rambo, como yendo en ataque, para no ser sorprendidas por el hedor y suciedad en los inodoros, porque me imagino que son víctimas constantes de ese ‘acoso estático’ de la sociedad desagradable. En cuanto a los baños masculinos, casi nada puedo escribir, excepto que muchas veces se convierte en un espacio de tertulia, según se ve en las películas. 


Los baños públicos debieran ser al menos los lugares más limpios, por las enfermedades que en ellas se producen. Pero ¿quién quiere limpiar un baño?, es más, ¡muchos baños! y a cada rato. Eso es entendible, pero al menos habrá que tomar las medidas necesarias para solucionar este problema, porque es evidente que no todos están conscientes de ello. Supongo que se podría lograr con el simple hecho de ofrecer un servicio mejor, donde por lo menos no tengas que ir a buscar tu bidoncito de aceite para echar el agua; usar más lavandina, etc. Y en cualquier lugar, hay que admitir que el servicio es pésimo.


Para terminar, no olvides, vayas a donde vayas necesitarás de un baño, en las buenas y en las malas, porque hasta cuando ríes en extremo te ‘dan ganas’.